De la síntesis prebiótica a los primeros organismos: principales hipótesis.
- Una de las preocupaciones más antiguas del ser humano es saber cómo se originó la vida. A lo largo de los años, el hombre siempre se ha interesado por saber el origen de la vida en el planeta.
- También ha sido uno de los temas más espinosos para la biología entender y explicar el origen de la vida, esa gran incógnita que acompaña a la humanidad desde épocas milenarias y que hoy en día, aún sigue buscando la respuesta.
- Este interrogante ha dado la pauta a muchas investigaciones científicas para conocer la verdad sobre los eventos que precedieron a la aparición de los seres vivos. En su afán por encontrar una explicación, los científicos de diferentes épocas propusieron algunas teorías basadas en explicaciones mágicas, religiosas y mitológicas, y más recientemente, en investigaciones científicas.
- Las investigaciones realizadas desde la Antigüedad han permitido establecer diversas teorías que intentan explicar cómo surge la vida y cómo aparecieron los seres vivos.
Debate sobre el origen de la Creación. La «teoría» creacionista
En la cultura occidental, durante mucho tiempo, se ha aceptado como
válido lo escrito en la Biblia, más concretamente en el Génesis, sobre el
origen de la vida. Según lo escrito, la creación de todas las cosas se llevó a
cabo durante solo seis días, y sostenía que todo lo que existe en la Tierra era
producto de un dios creador.
Durante muchos siglos, la Creación fue la única idea para explicar
el origen del hombre en la Tierra en el mundo occidental. En nuestros días se
interpreta la Biblia de otra manera, desde un punto de vista moral y religioso,
en el ámbito de las creencias personales, y no como una fuente de saber científico.
De igual modo, la ciencia no debe prestar atención a problemas religiosos o
morales.
Teoría de la generación espontánea
«Fue durante la antigua Grecia cuando surge esta idea que se ha
mantenido viva durante más de dos mil años. La idea de la generación espontánea
surgió también como una teoría materialista entre los griegos como Tales de
Mileto, Anaximandro, Jenófanes y Demócrito (en el siglo V antes de Cristo).
Para ellos la vida podía surgir del lodo, de la materia en putrefacción, del
agua de mar, del rocío y de la basura, ya que ahí observaron la aparición de
gusanos, insectos, cangrejos, pequeños vertebrados, etc. A partir de ello,
dedujeron que esto se debía a la interacción de la materia no viva con fuerzas
naturales como el calor del sol.
Posteriormente, Aristóteles (384-322 a. C.) la convierte en una
teoría idealista él propone que la generación espontánea de la vida era el
resultado de la interacción de la materia inerte con una fuerza vital o soplo
divino que llamó entelequia. El pensamiento de Aristóteles prevaleció por
muchos años. Como ejemplo podemos destacar los trabajos de J. B. Van Helmont
(1577-1644) que realizó muchos experimentos sobre aspectos tales como el origen
de los seres vivos, la alimentación de las plantas, etc.
Para comprobar que esta teoría era incorrecta, se realizaron
experimentos por diferentes científicos interesados en echarla abajo. Esta idea
sufrió un golpe cuando Francesco Redi (1626-1698) en el siglo XVII, realizó un
experimento en el que puso carne en unos recipientes. Unos se sellaban y los
otros no, con lo que resultaba que en los recipientes sellados no «aparecían»
moscas de la carne y en los abiertos sí. Posteriormente, A. Leeuwenhoek
(1632-1723), el inventor del microscopio, comunico que había observado
organismos microscópicos vivos en el agua de lluvia. Esto llevó a que algunos
científicos siguiesen admitiendo la posibilidad de que los microorganismos se
originasen por generación espontánea. En 1745, J. T. Needham (1713-1781),
después de realizar una serie de experimentos, siguió defendiendo la hipótesis
de la generación espontánea de los microbios. Más tarde, en 1769, L. Spallanzani (1729-1799) repitió el experimento con caldo de carne caliente y
observó que en los recipientes cerrados no se generaban microorganismos y en
los abiertos sí. No obstante, los argumentos en contra eran que, debido a la
falta de aire, no aparecían microbios. Por lo tanto, la controversia entre
defensores y detractores de la generación espontánea seguía existiendo.
Como ves, la tarea no fue sencilla y no se dieron los primeros pasos
firmes en contra de esta teoría hasta el siglo XIX, cuando el científico
francés Louis Pasteur, con un sencillo experimento, logró por fin demostrar que
no existía la generación espontánea. ¡Por fin, adiós al mito de la generación
espontánea!
Después de los resultados de Pasteur, los experimentos estuvieron y
están encaminados a demostrar que «la vida viene solo de la vida». Los biólogos
llaman a esto Principio de Biogénesis».
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